Poemario llanero «La Noche de los Cocuyos» | Cachi Ortegón

$58.823,53 IVA Incluído

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Poemario llanero «La Noche de los Cocuyos» | Cachi Ortegón

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PRÓLOGO

El potro correteaba con ansias de libertad sobre las esquinas de la corraleja de caballos del hato. El caballicero, sentado sobre la última tranca del tranquero, observaba los movimientos del joyero castaño, que con el temor reflejado en sus oscuros ojos buscaba una imperfección en el palenque, una salida por donde pudiese escapar hacia la ancha sabana en la que pasó su infancia y parte de su juventud, retozando por los bancos y esteros del llano, primero con el hatajo al lado de su madre y luego con sus compañeros de edad después de haber sido separados del grupo por el padrote, para evitar el roce sexual con hembras del mismo hatajo.

—Métanle el rejo —ordenó el caballicero mayor.
—Ahí lo llevamos, viejito, ¡por donde se ponen los doctores la corbata!

El joyero sintió que se le cerraba algo casi invisible en el cuello, así como también la fuerza de la marota que le habían zumbado en un hábil «por debajo» y dado vuelta en el matacho de corazón plantado en el centro de la corraleja. Al verse enlazado, el animal hizo acopio de todas sus fuerzas para tratar de librarse del rejo que le oprimía la garganta y le impedía respirar, pero terminó por precipitarse a tierra, momento que aprovecharon los llaneros para agarrarlo uno por la cabeza y otro por la cola para inmovilizarlo.

Un joven, cetrino y guapo, tarareaba:
… Volveré a trabajar, llano, pues no trabajo hace rato,
y ahorita es que tengo ganas de jinetear un potranco, antojo de jalar un rabo, deseos de quebrar un cacho, ilusión de sacá un lance, nostalgia de zumbar un lazo…

 

Otro le respondía:

… Yo soy el criollo sortario, pringao de sangre guajiba, producto de los retozos
de un pión con una petriva; parido una noche oscura
en un matón de escobilla, por eso es que soy negrito del cogote a la canilla…
Versos y coplas que van dibujando el llano y el quehacer del campesino llanero… En el espejo del jagüey, una morena altiva se peina y se remoja la tez, mientras se pone una flor roja para acrecentar su belleza:
… Flor de cayena,
cayenita de los montes, te abres al viento
como luz de amanecer…
Dibujos poéticos que solo una mente impregnada de conocimiento y amor por el llano puede producir. Recogedor de embelecos en los bailes sabaneros, transmisor de emociones y creencias en los trabajos de llano, embelesador de ternuras del verso enamorado, baquiano de la conversa, del canto, de la trocha larga…
… Para comenzar, mi nombre, mi nombre es uno o cualquiera…

No, no es uno cualquiera: para muchos, es el doctor Carlos Ortegón; para la gente del llano, el Cachi; para mí, el amigo, el hermano, el compañero de mil travesías; para mí, es MI FAMILIA CACHI ORTEGÓN, así, con mayúsculas, como debe ser, como lo siento. Además, experimenté un gran orgullo cuando él me encargó hacer el prólogo (de lo cual no sé ni un carajo) para el tan esperado libro de quien es, sin duda alguna, uno de los mejores compositores del horizonte llanero.

De aquí pa’lante, el monte es orégano; de aquí pa’lante, sumérjanse por favor en la poesía criolla; de aquí pa’lante, déjense llevar por la belleza de sus letras. Yo estoy seguro de que, cuando saquen la cabeza, conocerán mucho más de nuestra idiosincrasia. Ahí se lo dejo…

Pélele los ojos y dele llano, familia, que al igual que usted me escribía en una carta hace ya varios agostos, lo grito a pecho abierto:

;SOMOS GUATES, PERO SOMOS JOROPO! Con un gran abrazo matapalero,
Su familia…

Orlando «Cholo» Valderrama Fundo Vida Iranquila
Pore, sabanas del Casanare 23 de agosto de 2018

25 disponibles (puede reservarse)