La Reserva Natural y Cultural  Hato Santana en Casanare estará abriendo x primera vez en su historia un espacio para turistas DE A CABALLO , que quieran vivir de manera real,  los trabajos de llano y las caballiciadas tal como  han definido durante 400 años la razón de ser del llanero.

Este es un plan de inmersión cultural intenso y apasionante, que ofrece  a los visitantes ser testigos en la forma más pura de la dinámica de un hato llanero. No habrá shows con puestas en escena para tramar turistas. Acá todo es real. 

Vámonos entonces   a trabajar caballos como solo se siguen trabajando en el Hato Santana. Un legendario Hato Casanareño que se rehúsa a rendirse al alambre, los monocultivos y otras formas de romper la cultura criolla llanera, de la gente de a caballo y de la conservación de la fauna y flora de la zona.

No en vano el Hato Santana se la ha jugado por mantener la cultura llanera intacta y es hoy uno de los pocos hatos que se ha sostenido sin modificaciones y perdura en la usanza de trabajar llano como se trabajó desde hace 400 años.

En una caballiciada se hacen muchas actividades alrededor de los caballos: 

Se recogen los hatajos  de la yeguas de cría (manadas de hasta 300 animales) y se mueven a los corrales para bañarlos y entre otras cosas, contar los potros aptos para la doma o los nacimientos de la temporada. 

En el corral se balonan (se cortan crines) para fabricar los tradicionales pisadores y aperos de crin de caballo, en el trajín puede salir algún llanero que por diversión y adelantar trabajo jinetee un potranco a puro pero como pa´ probar finura. 

En una caballicada también se trabajan las madrinas de caballos silloneros con los que se trabaja llano, las madrinas son los caballos de silla (más de 200) que montan los 40 hombres que durante 40 días trabajan los rodeos de ganado.

Todo esto enmarcado por sabanas infinitas y una concentración de fauna que en pocos sitios se puede ver. 

Será fácil ver manadas de venados saltando entre pajonales, familias entereza de chigüiros a la costa de los caños cientos de especies de aves alegrando la mañanas, rastros de puma sigilosos y los rugidos guturales  de los monos araguatos anunciará la presencia de un nuevo atardecer 

Es por esto que pasar unos días en  un hato como Santana es mucho más que  aprender  de ganadería  extensiva, es vivir y entender de primera mano por que la ganadería en las sabanas inundables de Casanare es  la mejor forma de promover la Conservación. En Santana la tradición y la ganadería son los mejores aliados del medio ambiente.

La dormida y la comida no son preocupación. Dormiremos en la casa principal del hato que cuenta con todas las comodidades y que incluso se podría decir supera fácilmente las expectativas de los visitantes. 

La casa principal tiene una piscina para refrescarse después de las jornadas , un muelle sobre una represa que se fusiona con la mata de monte formando unas picas que se proyectan como túneles formados por las ramas de los árboles, en las orillas las babillas tomarán el sol y las galapagas se hundirán mientras las visitamos en kayak o en canoa  

Desayunaremos a la sombra de palos de mango en amplios patios que miran a la represa por un lado y a la sabana por el otro. Desde lo alto de los árboles nos acompañarán en la mesa los chiriguares y las chenchenas y en ocasiones pasarán zorros cautelosos que harán que los osos meleros que duermen en la mata de huafa busquen refugio para evitar encontrarse.

Nuestra forma de ser lleva más de 400 años forjándose entre caballos, ganado y sabanas. Aquí no estamos parados en una tierra prístina sino en una que se ha formado de la mano de los llaneros. Somos espejo el uno del otro. Hemos juntos construido el paisaje. En Casanare lo que conocemos como riqueza natural tiene una memoria humana que la define.